Sé la persona que deseas atraer a tu vida
No creo que me equivoque mucho, cuando digo que todos tenemos más o menos claro que tipo de personas queremos que formen parte de nuestra vida. Huimos como de la peste (o al menos deberíamos de hacerlo) de las personas tóxicas, negativas o con malas vibraciones y en cambio, nos encanta vernos rodeados por personas que son lo que se suele decir un auténtico sol, que nos comprenden (y si es sin necesidad de muchas palabras, mejor que mejor), que nos apoyen, que nos hagan reír a carcajadas y que están ahí para las confidencias y apoyar en los malos ratos. En definitiva, esas personas que nos aportan algo valioso, que nos dan luz y que están con nosotros ‘a las duras y a las maduras’, como dice el refranero popular. Yo soy la primera a la que le gusta tener a ese tipo de personas en mi vida, esa a la que consideramos “buena gente”. Pero, y aquí viene la pregunta del millón ¿Y nosotros mismos? ¿Somos también ese tipo persona que nos gustaría tener en nuestra vida?
Pensémoslo un momento. Si lo que queremos es encontrarnos en nuestro camino a un determinado tipo de personas, los primeros que debemos ser así, somos nosotros mismos. Es uno de los ejemplos más claros de la ley de atracción Si somos personas positivas, amables y que se quieren a si mismas, es mucho más probable que atraigamos a alguien similar, a los que vibran en la misma frecuencia que nosotros. Lo podemos llamar efecto espejo, efecto rebote, ley de atracción o cómo queramos, pero lo cierto es que si tú eres esa persona que escucha, que anima y que ofrece un hombro sobre el que llorar sin pedir nada a cambio cuando hace falta ¿Qué crees que pasará? Pues que atraerás a personas que valoren esas mismas cualidades. Es como sembrar una semilla de “buen rollo”, riégala, cuídala y verás como crecen relaciones maravillosas.

¿Cuantas veces no esperamos que sea el otro quien té el primer paso, que tenga la iniciativa, que se dé cuenta de que estamos tristes y nos suba el ánimo? Y no digo que esté mal desear eso, para nada lo es. Lo que pasa es que, si todos siempre esperamos, al final nadie se mueve y nos quedamos como la gata Flora, que si le dan, no se lo come y si no le dan, tampoco come. ¡Justo lo que no necesitamos! No se trata de ser perfectos, ¡que nadie lo es!(y si lo fuéramos, tampoco estaríamos contentos). pero si se trata de ser auténticos y de ofrecer lo mejor de nosotros mismos. Si queremos amigos leales, debemos ser leales. Si queremos amor, ofrezcamos amor (y del bueno, eh, no de ese que caduca a la semana). Si anhelamos risas ¡seamos los primeros en reír a carcajadas!Y verás como el universo (o tus vecinos, o tus compañeros de bingo, o quien sea) te devuelve con creces lo que das. Al fin y al cabo la vida es un espejo. ¿Y que refleja ese espejo? Pues ni más ni menos, lo que nosotros ponemos delante de él.

Pero ¿cómo empezar? No hace falta hacer una transformación radical de la noche a la mañana. Pero si comparto algunos consejos que a mi, me están funcionando.
Autoconocimiento: ¿Quienes somos? ¿Qué nos gusta? ¿Qué nos molesta? Conocernos a nosotros mismos nos ayuda a tener claridad sobre a quienes queremos en nuestras vidas.
Amor propio: Quiérete (en el fondo es lo más importante), acéptate y sobre todo, cuidate. ¡Tú eres lo más importante!
Sé la persona que quieres atraer: Si quieres a alguien amable, sé amable. Si quieres a alguien divertido, sé divertido. Es muy simple, pero muy efectivo.
Trabaja en tus puntos menos fuertes: Esta, quizá sea la parte más complicada. Todos tenemos cosas que mejorar. Tenemos que identificarlas y trabajar en ellas.
Rodete de gente positiva: La energía se contagia, se acompasa. Procura buscar rodearte de familiares y amigos que te sumen y evita a aquellos que te resten.
No esperes que un príncipe azul te rescate: ¡Conviértete en tu propio caballero!
No te compares con nadie: ¡Eres único y especial! (Y su no me crees, pregúntale a tu compañero de piso peludo, ¡Te adora! … por algo será.
Así que, para terminar (o para empezar a ser esa persona que queremos en nuestra vida) os propongo un pequeño ejercicio. La próxima vez que necesitemos un abrazo, demoslo nosotros primero. Si lo que queremos es que nos escriban ¡escribamos nosotros! Y si lo que necesitamos es una palabra amable, no seamos parcos en decirlas nosotros cada vez que tengamos ocasión.
En resumen, querido lector, ser la persona que queremos que esté en nuestra vida es el mejor camino para conseguir rodearnos precisamente de este tipo der personas. ¿Así que a trabajar en nosotros mismos! Y mientras tanto ¡a disfrutar del camino! A fin de cuentas ¿por qué no ser esa versión de nosotros mismos que nos gustaría tener siempre cerca? La recompensa al final, es micho más grande de lo que podemos imaginar.


Hola, Flossy, así es, lástima que cada vez más ves a la gente a lo suyo, no se preocupa del prójimo, la familia y ya, como mucho. Pocas amistades, hoy en día, se pueden considerar eso, amistades con todo lo que conlleva el nombre, nos estamos volviendo huraños, agresivos, egoístas y nada empáticos… ¿Será esta la sociedad del futuro? Esperemos que no, esperemos, de verdad, que aprendamos a vivir en sociedad con valores bonitos y agradables y con el deseo, como dices, de alegrarme el día a alguien, no al contrario.
(No conocía el «dicho» de la gata Flora, jeje).
Buen artículo.
Un abrazo. 🙂
Espero que no, Merche, espero que esa no sea la sociedad del futuro. De hecho, creo que siempre que aun quedemos unos poquitos con valores bonitos, repartiendo buenas vibras y dando amor en todas sus formas posibles, ya dejaremos plantada una semillita de gente que vaya en esa misma sintonía y que le alegrará el día a más de uno, recibiendo lo mismo a cambio.
Muchísimas gracias por pararte a comentar y un gran abrazo.