El Expediente X de la colada ¿Dónde van los calcetines que desaparecen?
Creo que no me equivoco mucho, si afirmo que la inmensa mayoría de nosotros estaremos de acuerdo en que hacer la colada, si bien hoy en día ya tampoco es un infierno, no es precisamente una de las tareas más estimulantes. Pues fue precisamente haciendo la colada el otro día, concretamente doblando la ropa que ya estaba seca para guardarla, cuando me dio por reflexionar. Sobre nada concreto, más bien eran reflexiones sobre lo humano, lo divino, el sentido de la vida y que es lo que haría de comer ese fin de semana … en fin, cosas que te vienen a la mente cuando te dedicas a una tarea tediosa.
Y así, reflexionando, reflexionando, entre camisetas arrugadas y toallas que parecían haber participado en una maratón, mientras doblaba los calcetines limpios, justo en el momento en el que de manera casi inconsciente me percataba de que, otra vez, me faltaban las parejas de varias de esas prendas. Estaba perfectamente segura de que al poner la lavadora unas horas antes, los calcetines que metí iban todos en pares completos, sin un sólo calcetín soltero entre ellos.
Y claro, ese descubrimiento llevó mis reflexiones irremediablemente hacía ese gran expediente X de nuestros tiempos, que son los calcetines que desaparecen en la lavadora. Casi siempre, prácticamente en cada ciclo de lavado , hay algún calcetín (si no varios) que acaba viudo y mirando al vacío sabiendo a su pareja perdida en algún rincón del universo y teniendo que enfrentar su existencia sin su alma gemela de algodón.
Ahora, la pregunta es ¿Que les ocurre a esos calcetines que desaparecen? ¿Se van por voluntad propia? ¿Los secuestran? ¿Se desintegran o transforman? Porqué claro, tú no los has desparejado, no estás tan loco y tienes razones para creer que tampoco ha sido el gato, al que además, realmente los calcetines no le gustan (o si le gustan, lo disimula de fábula). Teorías de lo que pueda estar pasando, fruto de una profunda investigación, he desarrollado muchas, por lo que he decidido compartir algunas de ellas con el atento lector, a ver si entre todos llegamos a alguna conclusión.
La teoría del agujero negro doméstico
Algunas teorías, que son vox populi entre algunos técnicos de lavadora, apuntan a que las lavadoras en realidad tienen una especie de portal interdimensional oculto justo detrás del tambor. Un agujero negro personalizado que, en lugar de engullir estrellas, prefiere calcetines a rayas, de colores chillones o con dibujos divertidos (y si, también esos calcetines tuyos con dibujos de perritos). Pero ¿por qué sólo uno? Pues porque el universo tiene un sentido del humor que en ocasiones nos cuesta comprender a los simples mortales (de hecho el universo puede ser muy “cachondo”) y pocas cosas son tan cómicas que dejarte con un calcetín de unicornio rosa y otros a rayas, mientras sus respectivos gemelo están en … ¿Narnia?

La teoría del robo a gran escala
Ahora, tampoco hay que perder de vista una nueva teoría que va ganando más fuerza cada día. Esta teoría sostiene que las lavadoras son electrodomésticos completamente inocentes y no tienen nada que ver con la desaparición reiterada de calcetines sueltos en la colada. Según murmuran los partidarios de esta teoría, la culpa de que cada vez vayamos acumulando más calcetines viudos no es ni de un agujero negro, ni de un portal interdimensional, si no una red secreta de duendes de la colada. No te estoy hablando de duendes simplones, no. Estamos hablando de una autentica red internacional y muy bien organizada de pequeños “calcetín-ladrones” muy escurridizos. Seres diminutos, que hacen gala de un sentido del estilo bastante particular (aunque no se les puede negar cierto buen gusto), pero sobre todo de una energía criminal combinada con un nivel de ingenio a menudo subestimado.
Operan bajo el manto de la oscuridad (o en ese momento de distracción cuando la lavadora está en el ciclo de centrifugado máximo, eso todavía no está muy claro). Pero no vaya a creer el atento lector que es un robo al azar a ver que es lo que pillan, no, suelen escoger sólo los calcetines más bonitos, los más suaves y los que tienen los diseños más divertidos. Pero ¿Para qué? Parece ser que los roban para varios fines. A algunos de esos duendes de la colada les fascina usar nuestros calcetines a modo de sacos de dormir de lujo, otros que los convierten en gorros para sus reuniones secretas, o incluso que los emplean como velas para sus minúsculos barcos de exploración por las tuberías. Lo que sí es seguro es que estos pequeños villanos están construyendo su propio imperio textil, dejando detrás de si un rastro de calcetines solitarios y dueños perplejos por todo el planeta. ¡Algún día los pillaremos con las manos en la masa!

¿Y si se fueron por voluntad propia?
Pero, quizás no hay portales, ni duendes ladrones. Quizás se fueron por voluntad propia. Piénsalo. ¿Quizás se acabaron cansando de ser parte de una pareja que no eligieron, siempre haciendo lo mismo, metidos en un zapato oscuro y sudoroso día tras día? El roce constante, la humedad, el ciclo incesable de la colada … un día los calcetines más inconformistas decidieron que ya era suficiente y decidieron buscar un destino diferente, explorar el mundo.
Es posible que ahora estén viviendo vidas fascinantes siendo la bandera de una fortaleza de hormigas, navegando por un río de pelusas o viviendo en una playa tropical tomando piña coladas con otros calcetines rebeldes. Se cansaron de su rutina y en un arrebato de auto-descubrimiento y rebeldía decidieron buscar su propia aventura diciéndonos “Hoy no, humano. Hoy me voy de mochilero por el agujero de ventilación.”

El monstruo que vive debajo de la cama
Y aquí viene mi teoría más reciente, teoría que da un giro tierno y a la vez totalmente lógico a todo este misterio. Los calcetines sueltos realmente no desaparecen en la lavadora … ¡Y el el monstruo que vive debajo de la cama (y que es absolutamente amistoso y para nada representa un peligro) quien se alimenta de ellos. Si, ya sé, suena a cuento infantil o a que se me ha ido la chaveta, pero piénsalo querido lector, es un monstruo hogareño, algo tímido, que no quiere asustarnos, sólo alimentarse.
Y su manjar favoritos son los calcetines, Pero sólo los solitarios, no los come a pares. ¿Por qué? Quizás los pares son demasiado para su estómago sensible, o quizás esos calcetines de los que si se alimenta tengan algún defecto invisible al ojo humano, porque siendo amistoso, no creo que rompa una pareja feliz adrede. Sea como fuere, este ser peludito y un poco torpe espera pacientemente a que algún calcetín solitario quede desperdigado y acabe cayendo sin que nos demos cuenta bajo la cama. Además, al ser un monstruo amistoso, es posible que de vez en cuando nos “devuelva” alguna moneda perdida o ese bolígrafo que por la noche se cayó de la mesilla, como una especie de agradecimiento por su festín de calcetines.

Mientras la ciencia (y quizás la NASA) decidan investigar estas y otras teorías para esclarecer este misterio de nuestro tiempo, el de los calcetines que desaparecen en la colada, no nos volvamos locos. En lugar de dejarnos llevar por la frustración de tener una pila de calcetines viudos y sin consuelo, mejor pensemos que los calcetines no desaparecen, se van de aventura. De todos modos y por si acaso, a los calcetines solitarios, guardalos. Nunca se sabe si un día, por arte de magia, si gemelo perdido regrese de su viaje galáctico.
¿Y tú? ¿Cuál crees que es el verdadero destino de los calcetines desaparecidos? Comparte tus teorías en comentarios.

Hola, Flossy, jajajaja, muy bueno. Estoy contigo, hay toda una red de duendes roba calcetines. De otra cosa no, pero de duendes entiendo un rato. Y también apoyo la propuesta de que el monstruo de debajo de la cama se los come, pues menudo glotón está hecho. Jajaja.
Tu relato me ha recordado que también tenía yo pensado escribir un monólogo sobre la lavadora y sus manías… Tus calcetines me han dado alas , ah, espera que estoy es otra cosa.
Muy bueno.
Un abrazo. 🤗
Buen articulo, a mi también me desaparecen, tengo una bolsa llena de calchetinis