Di adiós a tu bully interior
¿Te has dado cuenta alguna vez de lo mal que en ocasiones nos hablamos, muchas veces sin darnos realmente cuenta, a nosotros mismos? Puede ser que después de cometer un error, sueltes un “Madre mía, que lerda”, que tropieces mientras vas caminando y automáticamente murmures “¡Ay, que torpe! Parezco tonta” o que cocinando una receta complicada te recrimines “No sé para que me meto en estos fregados, si no sé hacer ni un sandwich en condiciones”. Si situaciones como estas o similares te suenan familiar, si diriges hacia ti mismo la más feroz de las criticas ante multitud de situaciones o simplemente tras un breve dialogo interno desistes de realizar algún proyecto “porque total, no te iba a salir bien y sólo harías el ridículo”, déjame decirte que en esos momentos estás permitiendo, sin darte cuenta seguramente, que tu bully interior te sabotee.
Si, querido lector, en ocasiones podemos ser nuestro peor enemigo y es más común de lo que pensamos. Esa vocecita interna que parece ir en contra nuestra, que nos hace ser la primera persona en criticarnos, en encontrarnos fallos o en hacer de menos nuestras propias capacidades. Posiblemente en algún momento, pensando en hacer algo nuevo, realizar un cambio importante, cumplir un sueño o asumir un riesgo, tu bully interior te ha enumerado toda una lista de razones, por las que no te saldría bien ese proyecto, pintando escenarios nefastos por lo que al final has renunciado a ese “sueño imposible”, permaneciendo en tu zona de confort. No hace falta ni decir que con ese tipo de actitud hacia nosotros mismos nos estamos limitando muchísimo, porque cuando nosotros somos los primeros en dudar de nosotros mismos o hablarnos con lenguaje repleto de palabras despectivas o limitantes ¿Como podemos esperar estar seguros de nuestras capacidades y proyectar una imagen positiva?
Pueden ser muchas las razones por las que a veces nos auto-saboteamos, tantas como personas somos. Puede ser por inseguridades, por experiencias pasadas, miedo al fracaso o simplemente que, por el motivo que sean, andemos un poco bajos de autoestima en ese momento. Lo importante es que cuando lo hagamos, reconozcamos que nos estamos haciendo daño a nosotros mismos y que tomemos medidas para detenerlo. Pero ¿Cómo ponerle freno a nuestro bully interior?
Identifica y evita las palabras negativas. Lo más importante es estar pendientes de manera consciente de la manera en la que hablamos. Elimina de tu diccionario coletillas como “no puedo”, “no sé hacerlo” o “bueno, es lo que hay” y por supuesto las palabras malsonantes hacía ti mismo, entre otros muchos.
Reemplaza las frases negativas y háblate como le hablarías a alguien a quien quieres mucho. Cuando estés a punto de soltarte un “¡Que desastre soy!” o “¡Madre mía, que torpe!”, detente un momento y piensa si le dirías eso mismo a tu mejor amigo. Si la respuesta es no, cambia el chip y mejor aplícate el: “¡Venga, que tú puedes!”.
Celebra tus logros y agradece a tu cuerpo y tu mente. Si aún así alguna vez se te escapa el pensar algo malo sobre ti, di al menos dos cosas buenas para compensar. Por ejemplo: “Vale, la comida que hice hoy, no me salió nada bien, pero ¿y lo rico que salió el estofado que hice ayer? Además, hoy he andado los 10,000 pasos que me propuse y aquí estoy, tan fresca”
Haz una lista de cosas buenas sobre ti. Un día que estés tranquilo (y con un café o infusión en la mano, por supuesto) escribe 10 cosas que te gustan de tí. Vale todo: Tu sentido del humor, tus manos, tu habilidad para encontrar memes, lo bien que se te da escuchar a quien necesite hablar, etc. Recuérdatelas cuando se necesario.
Establece limites con tu mente. Cuando te pille la mente siendo un bully, dile: “Gracias por tu opinión, pero nadie la ha pedido”. Acto seguido, di algo amable hacía ti y pasa página. Eres más fuerte que esa vocecilla interna.
Recordemos siempre que somos humanos, no somos perfectos, y menos mal, porque la perfección es aburrida. Las personas más interesantes son las que tropiezan, se levantan, aprenden y se ríen de sus propios errores, pero desde el cariño, no desde la crueldad. Así que, la próxima vez que te pilles siendo tu propio bully, respira hondo, plántate y di: “¿Basta!”. Recuérdate, si es necesario, que tú te mereces todo el respeto y amor del mundo. Enfréntate a ese reto que tienes en mente con una sonrisa. Y si derramas el café, olvidas las llaves o llegas tarde a algún sitio, no se acaba el mundo … no pasa nada. Eres perfecto tal y como eres.
Muchas gracias Flossy por recordarnos las cosas que tenemos que cuidar para que nuestra mente no nos gasta malas pasas, y, como yo digo, si tú no te quieres quien te va a querer.
Hablar para uno mismo está bien, pero si lo haces, que sea en modo positivo, te deseo unas felices fiestas, tu compañero 👍😊
Gracias a ti, Ric, por pasarte por aquí y tomarte el tiempo de dejar un comentario, eso siempre es de agradecer. Considero que es de suma importancia que, nosotros los primeros, nos tratemos con mucho cariño y de forma respetuosa. Aunque yo misma a veces (cada vez menos, eso si) me pillo en algún desliz de mi bully interior, habitualmente suelo ser yo quien cariñosamente riñe a su entorno con frases de tipo «no me gusta que te digas esas cosas, eso no es bueno».
En fin, secundo totalmente lo que tu dices, de que cuando nos hablamos a nosotros mismos debemos de procurar que lo hagamos de manera gentil y positiva.
También yo te deseo unas felices fiestas con mucho cariño.
Ahora que lo pienso, nunca me he auto-insultado, pero no hago más que defecarme en todas las vírgenes y deidades que el ser humano ha ido creando desde el principio de los tiempos; también en el santoral. En fin, después de leer tu entrada creo que quizá deba reanudar mis visitas al psiquiatra.
Te tengo que dar mi más sincera enhorabuena entonces, Cabrónidas. Si no tiendes a hacerte auto-bullying tienes mucho, pero muchísimo adelantado y vas por buen camino. No importa que en ese camino te decantes por desahogar tus frustraciones en el santoral, las deidades y demás familia. 🙂
Alguna vez me digo cosas negativas, pero normalmente me digo cosas positivas.
Hola Ángela, un placer verte por aquí. Eso está genial, considero que es muy, muy importante que nos digamos cosas positivas, además de constructivas. Debemos ser gentiles con nosotros mismos.
Un abrazo
Excelente post Flossy.
Muchas gracias por tu visita, Eliom y también por dejar huella de ella a modo de comentario. Es un autentico placer verte por aquí y, por supuesto, eres bienvenido cuando desees.
Me alegra mucho que te guste el post 🙂