La ley de Murphy: un viaje por el lado divertido de la vida
Todos en algún momento de nuestra vida hemos tenido experiencias con la ley de Murphy, ya sea en pequeñas cosas cotidianas o en eventos importantes. Ese principio que dice que “si algo puede salir mal, saldrá mal” se empeña en perseguirnos en nuestro día a día.
Y puesto que no parece haber manera de escapar de ellas, hoy he decidido explorar la ley de Murphy en 4 situaciones del día a día, pero desde un punto de vista humorístico y como intentar sobrevivir a ella.
La impresora, el electrodoméstico más Murphy del mundo
Todos interactuamos con impresoras, se han convertido en un dispositivo de uso frecuente en nuestro hogar y lugar de trabajo. A pesar de su uso diario, suelen presentar problemas justo cuando más las necesitamos. Desde no imprimir en blanco y negro por falta de un color no relacionado al más puro estilo del meme de “nos falta magenta”, hasta otros inconvenientes habituales en nuestra rutina.
Si crees que la impresora finalmente imprimirá ese documento que necesitas con urgencia, prepárate para un atasco de papel. Aunque algunas impresoras indican el lugar del atasco, es probable que esa indicación no sirva de nada. No hace mucho, en el trabajo, siguiendo las instrucciones, el papel se rompió. ¿El resultado? Varias horas pescando con unas pinzas de depilar hasta el ultimo trocito de papel hasta resolver el atasco.
Esos «momentos impresora» te hacen desear que la ley de Murphy no exista. Pero a nuestro pesar, ahí está. La próxima vez que tu impresora se atasque, no te enfades (sospecho seriamente que las impresoras huelen tu miedo y frustración), mejor ríete de la situación e intenta que otra persona te imprima el documento.
El enigma de los calcetines perdidos
¿Te has preguntado alguna vez qué pasa con los calcetines que desaparecen en la lavadora? ¿Se convierten en uno solo? ¿Viajan a un universo paralelo? Aunque entran en pares, a menudo salen solos, una clara manifestación de la Ley de Murphy. He probado diversas tácticas: usar mallas especiales, emparejarlos previamente, revisar cada rincón de la lavadora, pero tras cada lavado, siempre falta algún calcetín.
Tengo algunas teorías sobre los calcetines perdidos, aunque sin evidencia científica. ¿Estarán los calcetines rebeldes formando una sociedad secreta, hartos de ser pisoteados y emparejados contra su voluntad? ¿Será que la lavadora en realidad se alimenta de calcetines? ¿O tal vez Murphy coleccione piezas únicas de calcetines?
Sea cual sea la respuesta, el misterio de los calcetines perdidos es uno de los grandes enigmas de nuestro tiempo. Pero al final no importa lo que les pase, lo importante es que siempre tendremos algún calcetín solitario que nos recordará que la ley de Murphy existe.
La odisea de los envíos por mensajería
Todos hemos vivido la espera de un paquete, ya sea una compra online, un documento crucial o un regalo de un ser querido. Cuando confiamos en una empresa de mensajería, la «Ley de Murphy» puede atacar de manera implacable. Las variantes pueden ser muchas, pero las más habituales son dos:
1.- Esperas en casa todo el día pero el paquete no llega. Finalmente, te informan de un cambio en la fecha de entrega. Tras varios días, te dicen que «no había nadie», lo cual no es cierto, y que debes recogerlo en sus instalaciones, que, por supuesto, están lejos de tu hogar
2.- Te quedas en casa, atento al teléfono y al timbre. Pero el mensajero aparece justo en ese breve momento en que necesitas ausentarte. Resultado: entrega no realizada.
Para enfrentar la temida ‘Ley de Murphy’ en envíos por mensajería, hay algunas estrategias divertidas. Opta por puntos de recogida siempre que puedas, evita las compras por internet o puedes respirar hondo y recoger tu paquete con calma. La ley de Murphy es una realidad, pero no debemos tomárnosla demasiado en serio por un paquete.
El paraguas, el aliado más traicionero
Viviendo en una región con 320 días soleados al año, mi uso de paraguas es ocasional. Aun así, no escapo de las variantes de la Ley de Murphy relacionadas con ese aliado contra la lluvia
1.- Si llevamos paraguas y no llueve al aparcar, lo olvidaremos en el coche. Al regresar, lloverá intensamente, mojándonos por completo.
2.- Si recordamos el paraguas, grande y llamativo, al volver encontraremos un cielo despejado y soleado. Al menos, no nos mojamos.
3.- Con un paraguas en buen estado, si llueve y lo abrimos, éste se romperá inesperadamente, dejándonos empapados.
Podemos intentar enfrentar la Ley de Murphy que afecta a los paraguas. Guarda varios paraguas en lugares estratégicos y espera que alguno evite la «Ley de Murphy». También puedes optar por usar chubasqueros y botas, aunque podrían tener su propia «Ley de Murphy». Aunque yo optaría por olvidarnos de paraguas y chubasqueros; mejor baila bajo la lluvia y disfruta
En resumen, la ley de Murphy es una realidad de la vida, pero no debemos tomárnosla demasiado en serio. Tendremos días mejores y días menos buenos, pero tendremos que tomarnos los altibajos con humor. ¡Al fin y al cabo, la vida es demasiado corta como para que nos pasemos el día preocupados por todo lo que podría salir mal!