Deja de dejar todo para mañana y manda a la procrastinación al rincón de pensar
Hay momentos de nuestro día a día en los que a prácticamente todos nos toca lidiar alguna vez con ese pequeño “diablillo” interno que nos susurra al oído “Si, si, ahora empiezas con esto, pero primero una tacita de café ¿No?”. Cuando ya nos hemos tomado esa tacita de café, con su correspondiente distracción accesoria y queremos ponernos a esa tarea, nos acordamos que primero tenemos que revisar nuestro correo (que total, sólo será un momento) y responder a ese WhatsApp que nos acaba de entrar. Una vez hecho todo esto, ahora ya si, ya estamos preparados para enfrentarnos a la tarea con la que íbamos a empezar hace ya un buen rato, pero justo en ese momento nuestra mirada repara en lo desordenada que está aquella estantería que tenemos al otro lado de la habitación (y que, todo hay que decirlo, lleva desordenada varias semanas y nunca antes nos había molestado que estuviera así) y nos decimos “Bueno, la arreglo en un momento y ya me pongo con esto”. Arreglada la estantería y cuando ya volvemos a centrar nuestra atención en ese cometido que llevamos postergando toda la mañana nos percatamos de que ya es la hora de comer y claro, ya mejor empezamos con eso después de comer, descansar un poquito y de ver las noticias.
Si escenas cómo esta o parecidas te resultan familiar, querido lector, si has ido postergando una determinada tarea una y otra vez con cualquier excusa para acabar haciéndola en el último momento, estresado, agobiado y con la sensación de que no has hecho nada, de que ha sido un día nada productivo, has caído en las garras de la archienemiga de la productividad: La procrastinación, Pero, dejemos algo claro: ¡Procrastinar no nos hace una mala persona! Nos pasa a todos, pues en ocasiones nuestras listas de tareas parecen convertirse en monstruos de tres cabezas y es más fácil dejarlas para después. Pero, ¿qué tal si les damos una paliza a esos monstruos para sentirnos mejor con nosotros mismos? Aquí os comparto algunos trucos y estrategias para enfrentarnos y vencer a la procrastinación que a mí me suelen funcionar.
Divide y vencerás
El concepto de “divide et impera” ya fue utilizado por gobernantes en la antigüedad e incluso sigue estando presente hoy en día en muchísimos ámbitos. Así que ¿por que no aplicarlo también a nuestros esfuerzos para vencer a la procrastinación? Cuando tenemos una tarea gigantesca o en la que no tenemos muy claro por dónde empezar con ella ante nosotros, es fácil que nos sintamos abrumados y queramos huir y hacer otra cosa que nos resulte más agradable. Porqué en esos casos, procrastinar, en el fondo, no es otra cosa que un intento de huida. La clave está en dividir esa tarea en pequeños pasos que nos resulten más manejables. En lugar de decirte “tengo que hacer este memorándum de al menos 20 páginas”, mejor piensa “voy a a escribir la introducción ”. Divide esa tarea gigantesca en pequeñas partes y ponte a trabajar en ellas una a una, así, paso a paso verás como logras avanzar sin darte cuenta y como la tarea te parece menos intimidante.
Tragate ese sapo
No, por supuesto que no lo digo en el sentido literal, si no que me refiero al dicho popular. Se trata de hacer primero la tarea que menos te apetece o la que se te suele hacer más pesada, quitátela de en medio. Una vez la tengas fuera de tu camino, el resto del día y de trabajo, te parecerá más llevadero. Además, esa sensación de alivio y de logro es incomparable.
Utiliza el método del tomate
Si, has leído bien, el método del tomate y no te estoy hablando de ninguna nueva dieta. En realidad me refiero a la técnica Pomodoro, un método de gestión de tiempo creado en 1980 por un coach de negocios llamado Francesco Cirillo. Básicamente consiste en trabajar centrados en la tarea que llevamos entre manos en bloques de tiempo (llamados Pomodoros), generalmente de 25 minutos, seguidos de unos 5 minutos de descanso. Puedes ayudarte con un cronometro ¡Es increíble todo lo que se puede hacer en 25 minutos! Además, esos pequeños descansos entre cada bloque de tiempo te ayudan a mantenerte fresco y evitar el agotamiento.
Elimina todas las distracciones que puedas
Esto es clave, ya que las distracciones son los mejores aliados de la procrastinación. Identifica que es lo que más te suele distraer e eliminalo o al menos reducelo al mínimo que puedas en el espacio en el que estás trabajando siempre que te sea posible. Si sabes por ejemplo que tu móvil es una fuente constante de distracciones, ponlo en modo avión o guardalo en un cajón mientras estás ocupado en tu trabajo. Crea un espacio de trabajo lo más libre posible de distracciones y verás cómo mejora tu concentración.
Recompénsate
Cada vez que completes una tarea, concedete un pequeño premio. Puede ser un mini-descanso extra (por ejemplo los 5 minutos al final de cada bloque de 25 de la técnica pomodoro), un café o unos estiramientos si pasas muchas horas del día sentado. Establecer pequeñas recompensas nos motiva y hace que el trabajo sea más llevadero.
No te castigues
Todos procrastinamos de vez en cuando, es completamente normal. Lo importante es que no se convierta en un hábito, pero también es importante que no nos castiguemos cuando postergamos. Curiosamente nos suele resultar muy fácil ser duros con nosotros mismos cuando no hemos sido productivos, pero la culpa y martirizarnos por ello tan solo suelen empeorar las cosas. Sé amable contigo mismo y reconoce tus logros, por pequeños que sean. Si un día no has conseguido todo lo que te habías propuesto, no pasa nada. Simplemente empieza de nuevo al día siguiente.
Seis consejos simples, pero por lo general efectivos para vencer la procrastinación y ser más productivos en nuestro día a día, si tienes alguno más por favor, compártelo en comentarios. Recuerda que todos caemos en la tentación de procrastinar de vez en cuando, pero lo importante es reconocerlo y tomar medidas para superarlo, la procrastinación es un enemigo poderoso y más común de lo que solemos pensar, pero no es invencible. Con un poco de esfuerzo podemos vencerla y convertirnos en dueños de nuestro tiempo, ya que cada pequeño paso que demos, nos acerca más a nuestras metas
¡Y recuerda, el mejor momento para empezar era ayer, pero el segundo mejor momento es ahora!