¡Cuidado con lo que dices! Las palabras son más poderosas de lo que crees
¿Alguna vez te has parado a pensar en el inmenso poder que tienen las palabras? A menudo solemos decir eso de “las palabras se las lleva el viento”, pero ¡cuidado! En realidad las palabras son mucho más que simples sonidos que salen de nuestras bocas para comunicarnos, son herramientas muy poderosas que tienen un profundo impacto tanto en nuestro entorno, como en nosotros mismos. Las palabras, querido lector, son como semillas que que plantamos y que pueden terminar germinando en un jardín lleno de flores o en un descampado en el que como mucho hay cardos, espinas y cactus. Pueden crear realidades, manifestar y proyectar a través de afirmaciones, sanar heridas e influir en emociones. Y es que las palabras que escogemos tanto en nuestras conversaciones del día a día, como en la forma en la que nos dirigimos a nosotros mismos, tienen un impacto mucho mayor de lo que pensamos por lo que es sumamente importante que seamos conscientes del impacto a todos los niveles de nuestras palabras.
¿Y a que me refiero cuando afirmo que las palabras crean realidades? Pues si lo pensamos bien, nuestras palabras no sólo describen la realidad, si no que también la pueden crear. Si repetimos continuamente latiguillos cómo “no puedo”, “que mal estoy”, “me van a decir que no” o nos pasamos el día pensando en cosas negativas y diciéndonos a nosotros mismos que no somos lo suficientemente buenos, estaremos construyendo muros invisibles que nos limitan y acabaremos sintiéndonos mal y desmotivados. Y es que parece ser que según algunos especialistas, el cerebro a ese nivel no distingue entre fantasía y realidad. Por ejemplo alguien que esté buscando trabajo y se desanima pensando que no lo va a conseguir, llegará a un momento en el que se va a predisponer e inconscientemente acabará actuando de manera distinta a como lo haría normalmente con lo cual, al no actuar con naturalidad, podrá provocar ser descartado. De la misma manera, si nos hablamos con positividad, empatía y amor causaremos el efecto contrario.
Al igual que las palabras que usamos con nosotros mismos nos predisponen e influyen en nuestro bienestar, ocurre con las palabras que dirigimos a los que nos rodean. Nuestras palabras pueden llegar a tener un impacto increíble tanto en un sentido como en otro. Con una palabra amable, constructiva o un “hola, buenos días” genuino, podemos alegrarle el día a alguien y levantarle el ánimo. Por el contrario, con un comentario descuidado, fuera de lugar, dicho muchas veces sin pensar, se lo podemos amargar, herir a esa persona o hacer que se sienta insegura. Nuestras palabras sin duda tienen el poder de construir o destruir según como las utilicemos y es por eso que debemos ser muy cuidadosos con las palabras que escogemos. Conviene pensar dos veces antes de hablar, para no terminar convirtiéndonos en ese familiar o conocido que casi todos tenemos y que suelta opiniones no solicitadas y comentarios sarcásticos sin filtro a diestro y siniestro.
Entonces, ¿qué podemos hacer para aprovechar el poder de la palabra de una manera positiva? ¡Buena pregunta! Aquí os dejo algunos consejos que he aprendido a lo largo de los años y que a mi me funcionan:
Piensa antes de hablar: Antes de decir algo, procura tomarte un momento para reflexionar sobre como tus palabras podrían afectar a tu interlocutor y sobre todo a ti mismo.
Sé amable y respetuoso: Trata a los demás con el mismo respeto y amabilidad que te gustaría recibir. Recuerda que las palabras tienen el poder de construir relaciones sólidas o romperlas. Incluso cuando no estés de acuerdo con alguien, puedes expresar tu punto de vista de manera respetuosa y sin herir a la otra persona
Practica el autocontrol: A veces, podemos dejarnos llevar por la emoción del momento y decir cosas de las que luego nos arrepentimos. Aprende a controlar tus impulsos y a expresarte de manera calmada y respetuosa.
Agradece lo que tienes: Pon tu foco en las cosas buenas de tu vida y exprésales gratitud. Esto te ayudará a sentirte más feliz y a atraer más cosas positivas a tu vida.
Sé honesto contigo mismo: No te digas cosas negativas que te hagan sentir mal. Habla contigo mismo con la misma amabilidad y cariño con los que le hablarías a un amigo al que quieres mucho.
Las palabras son un regalo maravilloso que tenemos y su poder es realmente asombroso. En nuestras manos está el utilizarlo con sabiduría y responsabilidad. Seamos conscientes de como utilizamos el don de la palabra y escojamos cuidadosamente lo que decimos, tanto a los demás como a nosotros mismos. Que nuestras palabras sean herramientas para construir, para amar, para consolar, para animar. Evitemos las palabras hirientes, esas que solo buscan destruir y dejar dolor.